Yo no puedo dormir porque en mi mente solo esta ella. Saben, estos días la deprimen, no le gustan, lo se porque la conozco perfectamente; ah de estar esperando ansiosa que ya llegue, dice que mi sola presencia es lo que le alegra el animo en estas condiciones meteorológicas. Predecible, totalmente predecible…seguro ya estará cocinando algo rico, no se, quizás albóndigas, alguna pasta, o mejor aun, un platillo sorpresa, esta escuchando música romántica y cursi de Pandora, tararea la canción mientras prueba un poquito de lo que esta cocinando; lo hace para distraerse en algo y no dejarse llevar por la melancolía que acarrean el agua y las nubes negras, solo esta prendido el foco de la cocina, toda la casa esta a oscuras, huele a comida.
El solo pensarlo me da risa, la conozco tan bien que puedo adivinar que en este instante ah de estar mirando el reloj impacientemente mientras se cocinan los alimentos, ve hacia fuera: la calle, el cielo, el aguacero inclemente; su linda cara ya con una leve mueca de preocupación es irresistible, que suertudo soy. Después de la cena, los halagos por el delicado sabor de la comida, no hay como una deliciosa sesión de intimidad para aprovechar que sus sentimientos están a flor de piel y su sensibilidad al máximo, me gustan los días nublados, definitivamente hay que aprovecharlos. Preciosa, no desesperes ya pronto llego.
Estoy mas que contento, después de 10 horas de hacer un trabajo repetitivo y desesperante sus atenciones para conmigo son un bálsamo refrescante y revitalizador: ¿Cómo estas, como te fue?....estas cansado?...como me gusta oír esas palabras; tocarla, besarla, es indescriptiblemente intoxicante.
Por fin me bajo del transporte, mi casa queda cerca, me voy corriendo entre el aguacero con una sonrisa estupida en mi rostro, mis ansias por verla aumentan de repente, no le hace que me moje, también me dará una toalla, se esta dando un pequeño toque de labial y de ese perfume suave que sabe que me encanta. Varios charcos después llego por fin a mi casa todo empapado, la puerta esta cerrada con llave, tu siempre tan descuidada, abro.
No huele a comida, todo esta oscuro, no hay música, no hay toallas secas ni calidas palabras de bienvenida, no esta por ningún lado. No solo entro a mi casa si no a la realidad. La lluvia sigue a cantaros afuera, tengo mucha hambre, por un instante me olvido de mi fantasía, -¡estas putas tripas!- gruño. Abro el refri, solo una cerveza, tortillas de maíz duras y un apestoso litro de leche que ya caducó…mierda!...huele horrible. Debo comprar comida hecha, el gas lo cortaron hace ya dos meses, los trastes se pudrieron por no haberlos lavado y de pasada arruinaron el fregadero, en un arranque de ira, un día que andaba crudisimo lo arranque y lo tiré fuera a que se oxidara. Prendo la tele con desgano, la estupida sonrisa ya desapareció hace buen rato de mi rostro, ahora solo hay un rictus de aburrimiento, desesperación… y hambre. En el noticiero dicen algo que me pone de buen humor, se anuncian lluvias toda la semana, se me suelta una carcajada involuntaria, me paro del sillón manchado de grasa con un nuevo brío en mis ojos, ya no me siento desesperado, por primera vez en mucho tiempo ansío ver un nuevo día, pues tengo la seguridad de que mañana…ella de nuevo me estará esperando.
